viernes, 21 de noviembre de 2008

DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS


10 de Diciembre de 2008, 60º Aniversario

Año 2007








Somos iguales en dignidad y derechos,

Art. 1,2


Derecho a la vida

(integridad, vida privada y honra) Art. 3,5,12


Las libertades

(No a la esclavitud, libertad de pensamiento, conciencia y

religión, libertad de opinión y expresión, libertad de reunión

y asociación). Art. 4,18,19,20


Ley y justicia

(somos iguales y con garantías ante la Ley y la Justicia).

Art. 6-11


Derechos sociales y económicos

La familia. Art. 16

La propiedad. Art. 17

La seguridad social. Art.22,23

La educación y la cultura. Art. 26,27


Derechos políticos

La patria de los seres humanos es todo el mundo. Art. 13-15

Participación en el gobierno. Art. 21

Los deberes y el respeto a las libertades. Art. 29

Los deberes del Estado. Art. 30


Derechos de los débiles

Derechos de los trabajadores. Art. 23-25

Derechos de la mujer. Preámbulo,25, Declaración 20-Dic-93

Derechos de los niños/as. Declaración del 20-Nov_59

Derechos de las minorías. Pacto Internacional 19-Dic-96


Derechos de los pueblos

Un nuevo orden internacional. Art. 28





“La Declaración Universal es muy clara: reconoce los derechos que proclama, no los otorga; en efecto, éstos son inherentes a la persona humana y a su dignidad. De aquí se desprende que nadie puede privar legítimamente de estos derechos a uno sólo de sus semejantes, sea quien sea, porque sería ir contra su propia naturaleza. Todos los seres humanos, sin excepción, son iguales en dignidad. Por la misma razón, tales derechos se refieren a todas las fases de la vida y en cualquier contexto político, social, económico o cultural. Son un conjunto unitario, orientado decididamente a la promoción de cada uno de los aspectos del bien de la persona y de la sociedad”. (Juan Pablo II)



Jesús nace pobre,
sin vivienda,
sin asistencia social,
es perseguido por sus ideas
y su actuación,
juzgado sin garantías,
torturado,
ajusticiado con la muerte
más infamante.


Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no sabéis
discernir los signos de los tiempos.
(Mt 16,3)




La vida y muerte de Jesús es la vida y muerte de millones de personas. Hay que recordar sus palabras: ‘”Si a mí me han perseguido, también lo harán con aquellos que son mis discípulos, pero no tengáis miedo que yo he vencido al mundo’”.


• 10 millones de niños mueren antes de cumplir los 5 años, por causas evitables

• 850 millones de personas sufren hambre

• 1.200 millones de personas no tienen agua potable

• 75 millones de niños no reciben enseñanza primaria

• 774 millones de adultos no saben leer ni escribir

• 1.300 millones de personas ganan menos de 2 dólares al día

• 31,6 millones de refugiados y demandantes de asilo político

• 1.252 personas en 24 países distintos fueron ejecutadas por su respectivo Estados en 2007

• Amnistía Internacional (AI) documentó casos de tortura y otros tratos crueles, inhumanos y
degradantes en más de 81 países en 2007.

• En 54 países se celebraron juicios sin las debidas garantías procesales en 2007



Una de las paradojas más desafiantes de nuestro tiempo es la contradicción observable entre el bienintencionado discurso sobre los derechos humanos que producen las instituciones internacionales y los Estados nacionales, y la desdichada realidad de las libertades ciudadanas que prevalece en muchos países. Nunca antes han coexistido tantas normas, instituciones y autoridades encargadas de proteger la dignidad humana a lo largo del planeta. Una paradoja que cada día es más lacerante.
A la hora de justificar los derechos, la unanimidad es prácticamente universal; a la hora de protegerlos, la desbandada alcanza la misma dimensión.

La codicia de pocos y el silencio de muchos es la causa de tanta injusticia




DERECHOS HUMANOS

Artículo 1

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Este deber fraternal nos exige la lucha para que todo ser humano sea realmente sujeto de todos los derechos que contempla la Declaración.

“Ningún derecho humano está seguro si no nos comprometemos a tutelarlos todos.

Cuando se acepta sin reaccionar la violación de uno cualquiera de los derechos humanos fundamentales, todos los demás están en peligro”(Juan Pablo II)

¿Por qué no se cumple la resolución de la ONU de ¡1970!, de destinar el 0,7 del PIB al desarrollo humano sostenible de los países empobrecidos?. Hoy sólo cinco países lo cumplen

¿Por qué hay hambre si, según la FAO, se podría alimentar en condiciones normales con 2.700 calorías por día, a 12.000 millones de personas y somos 6.000 millones de seres humanos?

Porque tenemos un sistema, el capitalismo liberal, que No está centrado en la dignidad de la persona, sino en la obtención del máximo beneficio, no importa cómo. La persona es una mercancía más de la economía de mercado.

Los que realmente gobiernan el mundo, son aquellos que ostentan el poder económico e influyen en la política y en el poder mediático. Para mantener esta situación les interesan personas que no den problemas, que tengan poca capacidad de crítica e influencia, que se dediquen a vivir su vida, sometidos a los miedos de perdida del trabajo y otras calamidades que periódicamente se les va anunciando.

Hemos pasado de una cultura del Ser a una cultura del Tener. De unos valores profundos al subjetivismo y pragmatismo, donde la Verdad ni siquiera se busca; lo que pienso es la verdad, si me es útil; además andamos un poco miedosos porque, para muchos, el trabajo es inestable e inseguro. La Unión Europea, la región más rica de la tierra, permite tener 19 millones de ciudadanos en el paro.

La respuesta, pensamos, debe estar en la Educación permanente, orientada a la justicia y a la solidaridad; tanto para salir de la “pobreza de espíritu” del mundo rico, como de la pobreza material del mundo empobrecido. Debemos profundizar en la dignidad de la persona, en la que se basa la declaración de los derechos humanos y sentirnos libres para ver y actuar contra las manipulaciones que nos llevan a una sociedad inhumana.

Sólo cuando lo que rija nuestras actuaciones sea nuestra Humanidad, seremos capaces de exigir con rotundidad a nuestros gobiernos, que apliquen con efectividad los Derechos Humanos, tanto aquí como en los países empobrecidos, y que actúen con el mismo interés, celeridad y contundencia como han actuado en la crisis financiera.

Para nosotros, cristianos, cuyo mandamiento principal es el amor a Dios y al prójimo, es un deber ineludible la defensa de los Derechos Humanos y la solidaridad activa con las personas, desde las más cercanas a las más lejanas, que mueren de hambre o son excluidas, marginadas o tratadas indignamente, víctimas de nuestra sociedad opulenta.



ORACIONES


Tenemos el vicio de acostumbrarnos a todo.
Ya no nos indignan las cifras del desempleo,
ni la nueva esclavitud de los inmigrantes.
Ni es noticia el joven tirado o drogándose en una esquina.
Ni los millones de muertos de hambre cada año.
Lo más explosivo se hace rutina y conformismo;
la contradicción de la cruz,
es ya sólo el adorno sobre un escote o una elegante chaqueta.
Necesitamos tener algún amigo hereje, drogadicto, inmigrante
niño delincuente, vagabundo,... para ser disconformes como tú,
que fuiste crucificado por los conservadores del orden y la rutina.
Enséñanos a recordar que Tú, Jesús, siempre has roto
las coordenadas de lo previsible.


Ante la injusticia y el pecado en que viven sumidos tantos seres humanos,
ante el egoísmo de unos y la desesperanza de otros,
ante la imposibilidad de resucitar mientras haya opresores y oprimidos,...
Creemos que por iniciativa del Espíritu de Dios,
ha nacido en nosotros una urgencia que nos impulsa a la acción.
Creemos que la vocación y misión de seguir a Jesús,
pide un serio análisis de la realidad
e implica un compromiso de transformación de la misma.
Creemos que el ser humano, hombre y mujer,
es el verdadero templo de Dios,
allí es donde le encontramos de verdad y le damos culto.
Creemos que cada día el Padre-Madre nos interroga:
el clamor de los pobres, de la tierra es voz de Dios.
Creemos y amamos a Jesucristo,
presente en cada ser humano y especialmente en los pequeños.
Creemos y amamos al mundo, su historia,
una historia por completar y un mundo por construir, cuidar y liberar.
Un mundo que ha comenzado ya a resucitar.