Carta exhortatoria a fray Juan
Puesto que me preguntaste, Juan carísimo en Cristo, de qué modo debes aplicarte para adquirir el tesoro de la ciencia, este es el consejo que te doy:
1º que por los riachuelos y no de golpe al mar procures introducirte, ya que conviene ir a las cosas difíciles a través de las más fáciles.
2º Por tanto, este es mi consejo y tu instrucción. Sé tardo para hablar e incorpórate tarde a los coloquios;
3º depura tu conciencia.
4º No abandones el tiempo dedicado a orar;
5º ama permanecer en tu celda, si quieres ser introducido donde está el vino añejo.
6º Muéstrate amable con todos;
7º no pretendas conocer con todo detalle las acciones de los demás.
8º con nadie te muestres muy familiar, porque las familiaridades originan desprecios y suministran materia para sustraerse al estudio;
9º en lo que dicen o hacen los mundanos no te impliques de ninguna manera;
10º apártate del discurso que pretende explicarlo todo;
11º no dejes de imitar los ejemplos de los santos y hombres buenos;
12º sin importarte a quién oigas, encomienda a la memoria lo que se diga de bueno;
13º lo que leas y oigas, esfuérzate en entenderlo;
14º acerca de los asuntos dudosos, cerciórate;
15º y preocúpate de guardar cuanto puedas en el cofre de la mente, como quien ansía llenar un recipiente;
16º no pretendas lo que es más alto que tú.
Siguiendo esas indicaciones, echarás ramas y darás frutos útiles en la viña del Señor Altísimo, mientras vivas. Si sigues estos consejos, podrás alcanzar aquello a lo que aspiras”
(Fray Tomás de Aquino)
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