miércoles, 10 de diciembre de 2008

MUTILACIONES

Por Hugo Luis Daher

La izquierda lejana del pueblo y cercana a la dialéctica Marxista (ideología marchita del siglo XIX y afilada en el siglo XXI para machetear la persona humana) es formadora de un perfil de gentes a medias: medio ignorantes, incompletas, media tontona, faltándole algo; dimensiones que creen completar, llenar, “plenificando” a la gente común, gente de mi pueblo con la doctrina de este o aquel profeta secular ¿Qué pregonan aquellos que intentan mutilar al hombre? ¡Ojala fueran muchos los socialistas aggiornados, actualizados! como aquellos que creen en una visión antropológica íntegra, plena, completa de la persona humana.

Así, estos constructores del paraíso material o del paraíso de bienestar o del paraíso tecnológico, andan haciendo fuerza por quitarle al hombre (si es posible) su Dios, o su tradición familiar, o sus raíces nacionales, o su sexo e inclusive su misma vida y cada vez más frecuentemente antes de nacer.

Ahí están estos sabios de la felicidad, ocupando no pocos e importantes puestos en la política, en la administración pública, en algunas Universidades, en muchos medios de comunicación, confundiendo la Verdad con verdades, a Dios con dioses y poniéndose ellos mismos como estas verdades y como estos dioses.

Así, siendo confesos de una doctrina filosófica-ideológica creen poseer la facultad de anatematizar a los que piensan marcadamente diferente, ya sean de derecha, de la misma izquierda, del centro, conservadores o confesos.

Si podrían, mandarían al paredón o sencillamente fusilarían a los que piensan diferente como sucedió en la España Franquista, o en la Alemania Nazi, o en la Italia del Duce, o en la URRSS Bolchevique, o en la México laicista de principio del siglo XX. O como sucede ahora en países como China, India o en algunos Estados Africanos. Intolerancia ideológica, intolerancia fundamentalista pseudos religiosa, asesinos sueltos y sin escrúpulos ¡Dios nos libre!

Y muchos de estos quieren evitar el nacimiento de nuestros niños, o la formación religiosa escolar, o la identidad sexual natural (entre otras cosas) para dar paso a no se que forma de vida.

El Espíritu y el pensamiento religioso siempre predicó desde sus raíces la realización íntegra de la persona humana en sí misma y en su contexto vital: la sociedad. Enseñó y enseña la Paz, la Justicia, la Libertad, la Bienaventura.

El mismo concepto de persona y los consecuentes derechos humanos, que se van descubriendo universalmente en la historia del hombre, son una herencia bien habida que tienen su origen en las enseñanzas del gran Maestro Jesús de Nazaret, cúlmen y máxima expresión de las religiones monoteístas más importantes, las que así como se encuentran en un mismo origen se han de encontrar íntimamente unidas al final de sus caminos.

Por esto, en vez de extirpar órganos vitales de la persona humana, hay que discernir lo que realmente le hace mal para transformarlo en bien. Entonces la vida será Vida, lo natural se ubicará en su lugar, la creatividad del hombre estará a su servicio (y no autodestruyéndolo), el conocimiento dará luz y las conductas armonizarán las relaciones sociales.

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